lunes, 23 de abril de 2012


DESCARTES Y LA RELIGIÓN

A continuación vamos a seguir con una actualización sobre la unión de Descartes y la religión. Para ello deberemos diferenciar dos conceptos para profundizar en esta actualización. Estos dos conceptos son Iglesia y religión. El término Iglesia lo definiremos como una organización espiritual con normas, a diferencia de la religión que es un término un tanto amplio y complejo donde lo que importa es la espiritualidad. Sabiendo esto entonces, remarcaremos que Descartes defiende la religión, pero no a la iglesia.
Por otra parte debemos saber que Descartes nació en una Francia muy catolicista. En ese momento, la religión en Francia era una de las cosas que mas daban para hablar, ya que si la contradecías podías ganarte tu propia muerte.

El año 1619, una fecha especialmente notable para Descartes, en la que describe como se sucedieron tres sueños de forma sucesiva que acabaría interpretando como un mensaje divino, cómo si se le hubiese aparecido el mismo Dios en pos de que se consagrase a su misión filosófica. Este hecho no deja de chocar con el carácter escéptico de Descartes y con el hecho de ser uno de las mayores referencias del racionalismo.

Una de las principales máximas de Descartes, en referencia a su ópera prima “el Método”, y que adoptó en pos de la búsqueda de la verdad sin ningún peligro, es la de “conservar constantemente la religión en que por la gracia de Dios había sido instruido desde la infancia”.
En su pugna por la defensa de la religión y no a la Iglesia, Descartes vuelve a verse en conflicto con la misma cuando argumenta acerca del “genio maligno”, hablándonos de la existencia de un ente, un ser, algo superior, pero no un verdadero Dios, que provoca de forma continuada nuestros errores y que nos hace equivocarnos en todo lo que hacemos, llegando incluso a los albores de la ciencia más exacta, las matemáticas, siendo éstas últimas hasta el momento la única y verdadera certeza absoluta. Más adelante, es el mismo Descartes mediante “el Método” el que demuestra la imposibilidad de su hipótesis.

En conclusión, Descartes llegará a Dios más que como consecuencia de que Él sea necesario para explicar nuestra creación, porque es necesario para explicar la conservación de nuestro ser.


domingo, 29 de enero de 2012

IDEAS CLARAS SOBRE EL ESCEPTICISMO

El escepticismo es una corriente filosófica recuperada por el humanismo renacentista que se limitaba a la práctica de la duda universal, rechazando toda verdad universal. Todas las personas escépticas pensaban que no hay certezas, evidencias ni afirmaciones, por tanto todo se basaba en suposiciones, dudas, incertezas y apariencias. La subjetividad predomina en las personas escépticas, emitían opiniones. Todo esto causó un debate crítico en torno al conocimiento de la Escolástica.

Dentro de esta corriente se podían destacar tres representantes: Pirrón de Elis, Michele de Montaigne y Pierre Charron.

Pirrón fundó una escuela en la que transmitió sus teorías oralmente, y que fue el origen del llamado pirronismo. Consideraba que la filosofía debía conducir a la ataraxia, es decir, la impasibilidad, indiferencia o abstención, como ideal ético. El escéptico se muestra extraño a toda verdad dado que es imposible alcanzar una certeza absoluta, y además ésta se basa a menudo en falacias y meros actos de fe. Sus enseñanzas fueron transmitidas por su discípulo Timón.

La progresiva evolución de Montaigne hacia una mayor introspección convierte la versión definitiva de los Ensayos en un libro de confesiones en que el autor, profesando un escepticismo moderado, se revela a sí mismo y muestra su curiosidad por todos los aspectos del alma humana, desde el detalle más ínfimo hasta elevadas cuestiones de religión, filosofía o política. Su perspectiva racional y relativista le permite enfrentarse a toda clase de dogmatismos y superarlos, y abre la puerta a una nueva concepción secularizada y crítica de la historia y la cultura, capaz de integrar los nuevos descubrimientos de su tiempo, como los pueblos del Nuevo Mundo.

Charron defiende el escepticismo teorético, somete la fe a la razón, niega la espiritualidad del alma y así llega a una moral humanista, terrenal y racional, inspirada fundamentalmente en el estoicismo. Una sabiduría respetuosa es el orden establecido, pero consciente del privilegio de unos pocos “espíritus fuertes”, capaces de seguir tal conducta de vida, contra la multitud de “espíritus débiles” incapaces de liberarse del yugo del dogmatismo.

Dentro del escepticismo de Descarte encontramos dos tipos de actitud: la crítica y la comprensiva.

La actitud crítica busca la verdad evidente y no puede tomar la duda como un estadio definitivo, mientras tanto la actitud comprensiva toma del escepticismo la duda universal como punto de partida.

En cuanto al escepticismo de Descartes podemos encontrar dos tipos de actitud, la crítica, que busca la verdad evidente y no puede tomar la duda como un estadio definitivo, y la comprensiva, que toma del escepticismo la duda universal como punto de partida.

Descartes plantea la duda metódica, un método que rechazaba todo aquello de lo que podía haber la menor duda.